Este blog presenta, a manera de trabajo final, las reflexiones y aprendizaje personales derivados del curso otoño 2008 "HUMANIZACIÓN EN CONVIVENCIA", bajo el auspicio de Graciela Aguilar Chacón, del Área de Reflexión Universitaria de la Universidad Iberoamericana Puebla.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

DIANA SPENCER


(1961 – 1997)
Princesa de Gales. Reina de corazones.

Más allá de ser la Princesa de Gales, la esposa del Príncipe de Inglaterra, Diana era la princesa del pueblo. Desde su elevado status, se dedicó a los necesitados y me atrevo a decir que le dio otro sentido a la palabra ‘nobleza’.

Abrió sus agendas y funciones aristocráticas al trabajo humanitario. En sus viajes por el mundo visitó países golpeados por la pobreza y la guerra, se acercó a los enfermos e inválidos dándoles una caricia, se preocupaba especialmente por los niños en situaciones vulnerables; incluso caminó a través de un campo minado en su lucha contra las minas anti personas. Era capaz de atreverse a cambiar la alta costura por tenis y pantalones, sentarse entre un grupo de víctimas de minas terrestres de la misma forma en que lo hacía entre ricos y famosos y de llevar alegría y optimismo hasta los desesperanzados más marginados.

Como figura pública, era consciente de su popularidad y de la gran simpatía que el mundo sentía hacia ella. Ocupó activamente su imagen en favor de los más desfavorecidos. Participó en diferentes organismos y asistió a numerosos actos humanitarios. Sus apariciones fueron de gran importancia, indispensables para la recaudación de fondos y apoyos en muchas obras altruistas.

La vida y la obra de Diana de Gales la han convertido en un ícono de la cultura moderna; desde mi punto de vista, representa el modelo de CARIDAD por excelencia. Si bien es cierto que el concepto de caridad puede resultar desacreditado en cierta medida para algunos, definiéndola como limosna, como regalar al pobre lo que nos sobra, pienso que lo que en realidad encierra es un sentido de solidaridad con nuestros semejantes, un impulso de ayuda y entrega al necesitado que no podría nacer sino del amor al prójimo.

Si de lo que se trata es de humanizarnos en la convivencia, es imposible no comenzar por el valor del amor hacia los que nos rodean, de la sensibilización por sus necesidades, del sentimiento solidario. Pero todo cobrará verdadero sentido en el momento en que decidamos entregarnos a ese sentimiento por nuestros semejantes y comprometernos a nosotros mismos. Es por eso que el valor y la enseñanza que sintetizo a partir de la vida de Diana Spencer es el de la caridad.

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